INTRODUCCIÓN
Trastornos del lenguaje
Introducción
Los trastornos del lenguaje son muy distintos y Reto para el médico. Es primordial saber los esquemas básicos de evaluación inicial para no postergar el diagnóstico y el abordaje terapéutico.
Fonología.
Es el primero de los elementos del lenguaje y está relacionado con la composición y secuencia de las reglas de los sonidos de nuestra lengua. El avance fonológico sucede en periodos desde el nacimiento hasta el primer año de vida, es en el momento en que el niño empieza a balbucear o producir sonidos afines al lenguaje. Desde los primeros hasta los un par de años de edad, el niño empieza a vocalizar ciertas expresiones, avance que se alarga hasta los seis años precisamente.
La semántica es mucho más que un vocabulario y los conceptos que representa mediante las expresiones. De la misma el avance fonológico, el avance semántico sucede en etapas. Desde el primer año de vida, los pequeños empiezan a entender que el lenguaje es un medio. Desde el segundo año de vida, el vocabulario del niño empieza a medrar exponencialmente. Desde los tres hasta los cinco años, los pequeños usan el vocabulario, pero de forma frecuente de manera errónea. Por servirnos de un ejemplo, un niño afirmará “pato” en vez de zapato. Desde el sexto año, la mayor parte de los pequeños tienen la capacidad de entender el concepto de las expresiones y entender las definiciones del vocabulario plural, aun tienen la posibilidad de distinguir las que suenan como ojo y colorado.
¿Qué es el lenguaje?
El lenguaje es la aptitud humana de estar comunicado por medio de un sistema de signos concretos popular como lenguaje. Hay diversos tipos de lenguajes en el planeta, cada uno de ellos con su sistema de señales, por poner un ejemplo el español o la lengua inglesa.
La lingüística es la ciencia que estudia el lenguaje y las lenguas, su composición gráfica y su evolución en el tiempo. La lingüística tiene múltiples ramas, como la fonología, la sintaxis, la fonética, la semántica y la lexicografía, por ejemplo.
Apropiación del lenguaje escrito
Los buenos leyentes detallan una alta motivación hacia el lenguaje escrito, desarrollan hábitos de lectura independientes, identifican sus libros y materiales preferidos y monitorean su avance. En este sentido, desarrollan “propiedad” de su lectura, lo que se revela al enorgullecerse de su desempeño y gozar de la lectura recreativa. El sentido de pertenencia incentiva hábitos permanentes de lectura y escritura y transforma gradualmente a los alumnos en clientes del lenguaje eficientes y selectivos.